Doña Belén Perdomo nació en Palermo el 9 de octubre de 1939 hija de José María Perdomo y Susana Polanía. Se casó con José Ignacio Medina Polanía, ya fallecido; de ésta unión nacieron: Enrique, Ana Jamir, Miriam, Marleny Rocío y Albeiro.
La sencillez, el conocimiento del oficio y su generosidad para transmitir su saber a todos los que quieran aprender el arte de la sombrerería tradicional del norte del Huila en caña de pindo, la han hecho una de las artesanas más populares y apreciadas del municipio de Palermo.
Nos cuenta doña Belén “Mi padre se ocupó de la agricultura y mi madre de la granjería y todo lo que fue el sombrero. Desde los 7 años mi mamá nos enseñó a tejer la trenza de pindo en tamaño delgado y ancho, de tres pares hasta de 7, 10 y 12 pares. Apenas cumplí los 12 años estudiando en el Colegio Santa Rosalía en primaria, fue cuando mi mamá ya me empezó a enseñar a coser el sombrero, el primero fue el copa de higuillo que se usó mucho en ese tiempo aquí en Palermo y lo compraban hasta de otra parte. Me gustó mucho ese arte porque no solo mi mamá hacía sombrero sino las vecinas y yo también las veía tejer a ellas. Con este arte me ayudé bastante por eso todavía me gusta mucho”. Doña Belén siempre vivió en Palermo. Recién casada vivió en el campo pero ya empezando a coser sombreros para ayudarle a su mamá, los trabajaba de noche combinando con el trabajo de modistería, pero cuando su mamá fallece, instala un negocio de granos en la galería del pueblo donde vendía sombreros.
La destacada maestría de doña Belén Perdomo radica en el conocimiento que ella posee de todo el proceso de la elaboración del sombrero de principio a fin y la capacidad para inventar nuevas puntadas. Así es como los campesinos llevan la fibra verde extraída del campo y raspada en atados, para venderla en el pueblo, luego las sombrereras empiezan con el proceso de blanqueado al sol durante 15 días, cuando ya está blanca se raja y se selecciona por calidades dependiendo si es fino, o más blanco o más ordinario, de allí sale la trenza fina o la trenza más ordinaria. Cuando está lista se cocina con el peróxido para blanquear más, pero hay que tener cuidado al hacer este proceso. Recalca doña Belén.
Hay varias formas o estilos de sombreros que suele hacer doña Belén: el ranchero que es el más tradicional para bailar el bambuco, el gardeliano, el copa de higuillo, el dos copas, el herradura que se puso tan de moda desde hace 20 año y se usa para el baile del Sanjuanero pero en cuanto a las diferentes puntadas con las que se elabora la cinta, doña belén tiene una gran capacidad de inventarlas y modificarlas en su forma y combinación de colores, así nos lo cuenta: “Yo en tiempito libre, me pongo a sacar puntadas diferente a la originales que he aprendido, saqué una que le llamo baldosa, otra le llamo triángulo, otra corazón, otra trencita en ventana, trencita rota, otra la crucesita, bueno eso hay como más de quince inventadas y combinados fuera de las tradicionales, porque hay muchísimas yo tengo más de sesenta combinados y tejo desde los tres pares hasta los 20 y 24 pares en la trenza blanca o combinada”
Recuerda la maestra, que a su casa iba todos los años Emeterio el de los Tolimenses a comprarle el sombrero y para su compañero también, a Felipe; los bailarines reconocidos, además de los colegios, venían también del Caquetá, de Planadas Tolima, entre muchísimos otros compradores lejanos; pero según ella, en épocas anteriores era mucho mejor la venta del sombrero: “Pensamos que ha sido la entrada de sombreros de otras partes, lo que nos ha afectado, esos chinos que son muy bonitos y baratos, entonces hace ya hace unos cinco años que las ventas van muy de para abajo, la gente ya no le interesa que sea bueno sino que sea barato, dicen que para un rato no necesitan más”.
Aparte de la satisfacción que da el trabajo y de los ingresos económicos que le ha representado la sombrerería en toda su vida, manifiesta haber tenido muchas otras sorpresas y alegrías que como artesana ha disfrutado, como cuando le fue otorgado El Tambor de Oro, tras la declaratoria de Patrimonio Cultural Inmaterial al sombrero de pindo en el año 2011 “Yo nunca me imaginé que nos hicieran ese homenaje y ese regalo tan bonito de parte del Gobernador el Doctor Luis Jorge Sánchez, me sentí muy orgullosa y muy satisfecha, muy agradecida porque fue muy bonito, realmente no pensé que nos hicieran ese homenaje” “También me gustó muchísimo haber compartido con otros artesanos un intercambio cultural en República Dominicana; allí se mostraron los sombreros del Huila”
Doña Belén expresa con seguridad que ya se puede morir tranquila porque sabe que hay otras artesanas que han aprendido bien a tejer, como Lina Mercedes, lucy y otras, “A mí me gusta enseñar, en Palermo he dado capacitación a toda esa juventud del colegio Promoción Social, a la de Juan Bosco a niños y a niñas, aprendieron a tejer porque les han puesto eso como arte y han venido también a mi casa a conocer el proceso, a algunos les gusta, vienen señoras a que les explique; ellas son del campo y más o menos han aprendido y después vienen a contarme que ya le hacen el sombrero al esposo y a los hijos. He capacitado también por la Secretaría de Cultura de Huila y por Artesanías de Colombia como a 40 personas, lo mismo que con la fundación AidtoArtisans de Colomiba donde se capacitaron 30 personas aproximadamente, también recuerdo haber capacitado como a 15 niños Vigías del Patrimonio de Palermo. Estas actividades me llenan de mucho agrado”
Haciendo un vistazo a la casa de doña Belén en donde se encuentra su taller cerca un jardín interior, podemos apreciar también su punto de venta con otros artículos no tan tradicionales, pero que también han representado un renglón de diversificación para generar alternativas de venta: bolsos, monederos, flores, muñecas y otros donde la cinta de pindo ha sido generosa a través de la creatividad, como el segundo puesto que ganó con la muñeca de pindo en el concurso que convocó doña Cecilia Vargas cuando fue Secretaria de Cultura.
A continuación sus principales exposiciones y reconocimientos:
Feria Expo Monte Plata – Santo Domingo – Republica Dominicana – Agosto 2010.